Fisker, la compañía de vehículos eléctricos, se declara en bancarrota
El segundo intento de Henrik Fisker en el mundo de los EV termina en bancarrota
Fisker, la startup de vehículos eléctricos fundada por el reconocido diseñador Henrik Fisker, solicitó la protección por bancarrota bajo el Capítulo 11, poniendo fin a meses de dificultades con su SUV Ocean, incluyendo retiros y numerosas demandas. La empresa, con sede en California, presentó su solicitud en el Tribunal de Distrito de Delaware.
Según los documentos presentados, Fisker estimó activos entre 500 millones y mil millones de dólares, y pasivos de entre 100 millones y 500 millones. La compañía informó tener entre 200 y 999 acreedores, incluyendo a SAP, Adobe, Salesforce y Ansys. Nacida en 2016, sus primeros tres años se debatieron entre la bancarrota y la innovación. Fisker fue epicentro de innovación en CES en Las Vegas. De acuerdo a un comunicado accedido por NotiPress, la firma entregó 5 mil unidades eléctricas en Norteamérica, desde su fundación.
La SUV eléctrica Ocean, lanzada con gran anticipación, enfrentó problemas desde su inicio. Los clientes reportaron una serie de fallos tanto en el software como en la mecánica poco después de recibir sus vehículos. Internamente, Fisker tuvo dificultades para establecer un servicio al cliente adecuado y un mantenimiento eficiente, y además, enfrentó problemas financieros significativos.
Asimismo, Fisker, que utilizó al fabricante por contrato Magna, logró entregar solo unos pocos miles de vehículos en todo el mundo. El plan inicial, al hacerse pública en 2020 a través de una fusión con una empresa de adquisición de propósito especial, era aprovechar las habilidades de construcción de vehículos de Magna para crear una relación similar a la de Apple y Foxconn, según Henrik Fisker. La startup incluso se involucró con Foxconn para desarrollar un vehículo eléctrico compacto más económico, pero ese acuerdo finalmente fracasó. Fisker presentó en 2020 su SUV con paneles solares en el techo, una innovación presentada en el CES.
En un intento por preservar efectivo, la firma realizó varias rondas de despidos y otras medidas de reducción de costos. Además, cambió su modelo de negocio, alejándose de la venta directa a los clientes y tratando de asociarse con concesionarios establecidos. No obstante, estos esfuerzos no fueron suficientes para salvar a la compañía de la bancarrota.
Así, este es el segundo intento de Henrik Fisker en el mundo de los vehículos que termina en bancarrota. Su primer esfuerzo, Fisker Automotive, iniciado en 2007, también solicitó protección por bancarrota en 2013 tras enfrentar problemas de calidad y otros factores externos. Los activos de Fisker Automotive fueron comprados posteriormente y se convirtieron en la startup actual Karma.
Por su parte, la situación de Fisker Group Inc. refleja los desafíos continuos que enfrentan las startups de vehículos eléctricos en un mercado altamente competitivo y en rápida evolución. A pesar de los problemas, el legado de Henrik Fisker como innovador en diseño automotriz sigue siendo significativo. El futuro de la empresa ahora depende de las decisiones del tribunal y de cualquier posible acuerdo con otros fabricantes. La historia de Fisker pone en relieve la volatilidad y los riesgos inherentes en la industria de los vehículos eléctricos, especialmente para las nuevas empresas que intentan establecerse frente a gigantes automotrices establecidos.