Review: Assassin’s Creed Mirage. ¿Volvemos a los orígenes?

Ubisoft nos entrega una nueva edición de la famosa saga llena de nostalgia y trata de volver a sus inicios en ella… casi lo logra.

Review: Assassin’s Creed Mirage. ¿Volvemos a los orígenes?

Assassin’s Creed Mirage nos regresa al Medio Oriente para buscar un renacer de la saga. El parkour, los asesinatos sigilosos y esconderse entre las multitudes de la ciudad vuelven a tomar relevancia en este juego que fue desarrollado por Ubisoft Bordeaux. ¿Con todo esto podríamos decir que este Assassin’s Creed vuelve a tener la esencia de un Assassin’s Creed, no? Tal vez sí, pero le faltó un poquito más. Acá te lo cuento.

En Mirage vamos a ponernos en el papel de Basim Ibn Ishaq, un viejo conocido de la casa para quienes jugaron el título anterior, Valhalla. En esta entrega, vamos a conocer sus orígenes como un simple ladrón que merodeaba las calles en el asentamiento de Anbar hasta convertirse en un Oculto que intenta traer justicia en la gran ciudad de Bagdad. El comienzo del juego es pura nostalgia, desde que Roshan (otra que aparece en Valhalla) nos “descubre” y hasta finalizar el entrenamiento para ser un iniciado vamos a quedar maravillados con nuestro entorno. 

Durante nuestro entrenamiento vamos a ver parte de la construcción de la guarida del Alamut, el castillo más famoso de la saga, por lejos. Recordemos que en esta parte de la historia nos situamos en los finales del siglo IX, casi 200 años antes del Assassin’s Creed original y unos 20 años antes de que Basim pisara Gran Bretaña en Valhalla. Una serie de cinemáticas nos mostrarán a Basim y Roshan entrenando entre los andamios de la construcción del Alamut, algo que sin duda alegrará a los más veteranos de la saga.

Una vez iniciados en esta Orden de los Ocultos, nuestro viaje nos llevará a Bagdad. Una maravillosa ciudad encuadrada en la Edad de Oro Islámica, llena de vida, conocimiento y grandes mercados. Acá el trabajo de Ubisoft es sobresaliente. Para quienes ya hemos jugado los títulos anteriores, es bien sabido el trabajo histórico que la desarrolladora francesa lleva a cabo cuando se propone recrear ciudades antiguas. Para los que están dando sus primeros pasos, bienvenidos a ciudades recreadas con exactitud histórica en cuanto a edificios importantes, ubicaciones y demás. Desde cárceles y cuarteles hasta palacios, mercados y bibliotecas, todos recreados de forma fantástica.

Mirage trata de devolvernos a la experiencia original de la primera entrega en cuanto a recorrer las ciudades. Caminar por las calles se siente natural y nos transporta a esa época. En ella podremos acercarnos a sastres y herreros para mejorar un poco nuestra vestimenta y armas y realizar algún que otro hurto para obtener recursos. Acá, quizás encontremos la primera crítica y es que a pesar de que la ciudad está llena de personajes, se siente vacía. ¿Cómo? Estos NPC no son más que relleno, no reaccionan a nuestra presencia, no aportan nada y tienen un patrón de movimiento ya predefinido. Solo huirán si estamos en una lucha contra los guardias o si nuestra barra de “buscado” está al máximo.

En esta entrega el parkour vuelve a tomar relevancia como lo fue en sus inicios. La ciudad de Bagdad está totalmente preparada para poder correr por sus techos, treparse a sus paredes o usar poleas y grúas para saltar algunos obstáculos. Se siente muy bien y encontraremos solo algunos desajustes en algunos puntos en particular donde nuestro personaje no termina de interpretar bien el movimiento y no sabe si bajar con cuidado o directamente saltar desde el techo. Después de eso, la experiencia es buena.

Un aspecto a destacar, para bien y mal, es el de las animaciones de las caras y los diálogos. El aspecto negativo es la rigidez facial de los personajes cuando nos encontramos en medio de diálogos. Las caras se ven duras y robóticas, las expresiones no se ven nada convincentes. Por el contrario, en el apartado de los diálogos vamos a tener un buen trabajo hecho por Ubisoft utilizando palabras propias del árabe para nombrar términos específicos e incluso, si ponemos que el idioma de los diálogos sea completamente en árabe, la inmersión va a ser total.

Assassin’s Creed Mirage intenta volver a sus orígenes en todos los aspectos y eso incluye también a las mecánicas de combate. Acá nos vamos a olvidar del estilo más RPG de las últimas tres entregas y contaremos solamente con dos tipos de ataque, uno liviano y uno pesado. Los enemigos vuelven a ser simples y nos vamos a encontrar con soldados con armaduras más livianas que será fácil derrotarlos y soldados totalmente acorazados con sus pesadas armaduras (como los caballeros cristianos de la primera entrega) en las que deberemos pensar un poco más los ataques para encontrar sus puntos débiles.

Esta mecánica más simplista en cuanto al combate va a hacer que dejemos de lado los enfrentamientos contra grandes cantidades de enemigos como ocurría en Valhalla porque seremos más propensos a ser derrotados. Si bien al principio hay que agarrarle la mano por su cadencia más pausada del combate, sobre todo si venimos de entregas anteriores donde podíamos repartir golpes como quisiéramos, al cabo de un par de intentos ya estaremos listos para atacar y defendernos con total soltura. Quizás, en este punto, deba decir que al pasar un par de horas de estar jugando el movimiento de esquivar, bloquear y atacar se vuelve tan repetitivo que pierde su encanto inicial.

Desgraciadamente, todo este cambio en la forma de luchar contra los enemigos, que nos lleva al inicio de la saga, se ve arruinado por la nefasta IA de nuestros adversarios. Supongamos esto… Eres un guardia que de repente observa cómo sus compañeros caen uno por uno debido a cuchillos que son arrojados por alguien que no puedes ver. Imagino que saldrás a dar la alarma para alertar a todo el cuartel o dónde sea que te encuentres, ¿no? Perfecto, eso en Mirage no pasa. Acá, los enemigos ven a un compañero caído, se alteran un poco, dicen cosas como “no podrás esconderte” o “te encontraré” y vuelven a su ruta habitual sin mayores problemas. Sin dudas no es algo que esperaríamos a esta altura de la franquicia.

Recapitulando un poco y obviando ese “pequeño problemita” que afecta a los malos, vamos a tener un abanico de artilugios, que me ha gustado bastante, para llevar a cabo nuestros ataques. Entre ellos vamos a contar con los clásicos cuchillos arrojadizos, ya conocidos por casi cualquier jugador de algún Assassin’s Creed, como así también con dardos somníferos, una especie de bomba señuelo que atrae a los enemigos a un lugar en particular para así alejarlos de las posiciones que custodian y bombas de humo que llenan el lugar de un denso humo rojo que nos da la posibilidad de asesinar al objetivo que tengamos enfrente en total anonimato o poder huir si es que estamos en peligro.

Cuando pensamos en un Assassin’s Creed lo primero que se nos viene a la mente son misiones donde el sigilo es protagonista y en esta entrega volvemos a vivirlo. Cada cuartel, mezquita, iglesia, palacio, cárcel o base en la que debamos ingresar va a estar preparada para que podamos elegir el camino del anonimato y así poder adentrarnos en busca de cumplir nuestros objetivos sin necesidad de dejar una estela de destrucción a nuestro paso. Sin lugar a dudas es aquí donde Mirage hace el mejor honor a la saga que le da su nombre.

El sistema de progresión en cuanto armamento, vestimenta, habilidades y demás se ha simplificado un montón y eso es un punto totalmente positivo que nos da cierto respiro para quienes venimos de Valhalla y su árbol de habilidades interminable que más de uno, me incluyo, sufrió por completar. Acá tenemos muy pocas habilidades para desarrollar que no influyen tanto en el desarrollo mismo de nuestro personaje dentro de la historia, pero que nos permiten, entre otras cosas, a llevar más de estos gadgets que nombré anteriormente o poder mejorar nuestra vista de águila o permitir a Enkidu (nuestra águila) a mejorar la detección de objetivos desde el aire. 

En cuanto a la vestimenta vamos a ver algo similar. Esta simpleza se reduce a mejorar en pequeños aspectos nuestro atuendo y cada tipo de atuendo le dará a Basim una serie de habilidades pasivas. Acá nos olvidamos de estos rompecabezas que veíamos en entregas anteriores, donde debíamos encontrar cada pieza de la misma armadura por separado y luego mejorarla al máximo con una cantidad increíble de recursos. Un punto totalmente a favor y que mejora notablemente la experiencia de juego sin agregarle horas y horas de relleno indeseado.

Si llegaste hasta acá, pero no querés spoilearte la historia, pará acá nomás tu lectura. Mega Resumen: Assassin's Creed Mirage está bueno, cómpralo cuando haya alguna rebaja o cuando anuncien más DLC’s para ampliar la historia. Ahora bien, si querés seguir con tu lectura, estás advertido sobre los spoilers.

Habiendo hablado de todo lo bueno y malo de Mirage en cuanto a características generales, nos toca hablar de la historia que nos trata de contar y es acá donde vamos a encontrar los mayores puntos negativos. Como dijimos, esta entrega nos ubica a finales del siglo IX, en la Edad de Oro del Islam, y nos muestra la progresión de Basim Ibn Ishaq de un simple ladrón a un experto miembro de la Orden de los Ocultos. En su misión por descubrir los oscuros secretos que esconden los miembros de la Orden de los Antiguos que gobiernan Bagdad, los precursores de los Templarios que conoceremos más adelante en Assassin’s Creed (si jugamos en orden cronológico), Basim irá descubriendo que él no está en ese lugar por pura casualidad y que hay todo un trasfondo que desconoce y que hace que sea un objetivo importante para ambos bandos.

Este entramado argumental es donde flaquea la historia en sí, ya que nos da una visión muy superficial de quién es Basim y por qué él es esta especie de elegido con algunas visiones en particular que corresponden a una especie de vida pasada. El juego no nos explica quienes son los Ocultos, no nos explica quienes son los Antiguos, no nos explica el contexto general del universo Assassin’s Creed con los Isu y no nos explica por qué hay un templo futurista debajo del Alamut que Basim conoce por alguna razón ni por qué terminó en el lado de los Ocultos siendo que los Antiguos conocen el potencial que tiene. Uff… que lío, ¿no? 

El principal problema es que Mirage no aporta nada nuevo a quienes venimos jugando la saga, no aporta un background interesante al Basim que conocimos en la Inglaterra antigua de Valhalla y esto hace que se sienta como un desperdicio de historia. El segundo problema es que tampoco explica absolutamente nada del universo en el que se encuadra esta lucha histórica entre Ocultos y Antiguos y que impide que algún jugador nuevo, que jamás jugó un Assassin’s Creed, pueda conocer parte de esta historia como para poder engancharse y que esto lo motive a jugar los juegos anteriores para adentrarse más en la franquicia.

En conclusión, y como lo dije al principio, Assassin’s Creed Mirage casi nos devuelve a los orígenes de la saga, sin dudas le faltó. Nos ubicó nuevamente en un entorno similar y dentro de todo conocido como lo es el Medio Oriente, hizo del parkour y el sigilo las mecánicas principales del juego, dejando de lado el mundo RPG en el que se había convertido en Origins, Odyssey y Valhalla, pero falló en lo más importante: enemigos mejores y más desafiantes y una historia que estuviera a la altura de las expectativas. 

Es un juego que merece la pena ser jugado para revivir un poco de esa primera entrega que ya tiene 15 años, pero con mejores gráficos (dato curioso: en Mirage podemos colocar un filtro que nos pone la paleta de colores grisácea del AC original) pero que en este momento no tiene sentido gastar por su elevado precio para lo que ofrece. Ubisoft ha anunciado que Mirage tendrá más historia y es quizás ahí donde este juego logre despegar y donde valdrá la pena comprarlo con su precio actual o bien, esperar a que aparezca alguna rebaja en las tiendas donde se ofrece.

Podrás encontrar Mirage en consolas de actual y anterior generación y en PC. La prueba para esta review fue hecha en Xbox Series X.